Hay un camino que corre junto al río,
entre árboles, siempre bajando.
Hay espuma de colores
y hay un pájaro en mano.
Hay ranitas a montones,
marrones por el barro en que se bañan,
tan suaves.
Hay molinos donde el tiempo
se detiene por momentos,
entre musgo y tejas rotas,
piedras flojas y maderas sin pisar.
Hay un árbol al que un rayo
ha querido hacerle un hueco.
Dentro hay setas.
Y al final del camino hay una laguna.
Allí te bañas desnuda,
temblando de frío, erizada la piel.
Tan bella.
Y crujen las ramitas secas bajo mis pies.
Croan las ranitas huecas y cuando me ves
el tiempo se para.
Te agachas y salpicas,
la nariz bajo el agua.
Una sonrisa mojada
y te pones de pie.
Pequeño bichejo, me dices,
patitas de ardilla.
Cotilla.
¿Me espías? ¿Te fijas en mí?
Pues quiero que sepas
que últimamente
sólo pienso en ti.
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