Tenías
tantas ganas de tarta que cumpliste años diez veces en enero
soplaste
doscientas velas, apagaste doscientos fuegos
una
bombero de salón, o de cocina, o de donde demonios estuvieran las
tartas
y
tanto soplaste que modificaste el tiempo
el
atmosférico, no el de reloj
ese
avanzaba a cada mordisco de tarta, adentrándose en el invierno
Hiciste
que lloviera, que nos quedáramos dentro
y
aprendí a dibujar mi nombre con tu aliento
con tu
voz apagallamas, enciendefuegos
palabras
que me subraya el corrector, por cierto
como
diciendo que no existen, que no invente
¿te
lo puedes creer?
Ah...
Puede que ahora entienda eso que siempre decías
lo de
que no me centraba cuando escribía, que divagaba
pero
recuerdo de quién hablaba: de ti
de
todas las tartas que comiste ese invierno
tartas
heladas
supongo
que por lo rápido que apagabas el fuego
y por
el frío, claro
Porque
mira que hizo frío ese invierno, macho
la de
nieve que cayó allí donde cae la nieve
en las
montañas y en las ¿neveras?
aquí
en la costa no tiene la decencia de nevar
aquí
sólo granizó algún día
Maldito
granizo, no eres más que lluvia que busca llamar la atención
oídme
llamando al tejado, abridme
pero
no podemos abrirte el tejado, estúpido granizo
no
vivimos en una lata de bonito
llama
a la puerta como las personas
Además,
nosotros ya no te oímos
no
eres más que un ruido más en este salón hirviendo
hierve
de amor, uh nena, y un poco también por el fuego de la chimenea
y por
tus besos, cariño, tus besos de amor
besos
que saben a nata, de todas esas tartas del principio, ¿recuerdas?
Y
ahora que no queda tarta y que se acaba enero
sopla
y apaga este último gran fuego
que
haga frío
quiero
necesitar tu calor
aquí
dentro, refugiados de la lluvia, aferrado a tu pecho
cumpliendo
años juntos a cucharadas
queriéndonos
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