Welcome!

Violators will be prosecuted. Enjoy!

viernes, 17 de febrero de 2017

Tarde lluviosa de sábado en el salón

Un cielo azul a través de una ventana y sombras en la habitación. Un perro que se tumba boca arriba y sonríe de emoción. Ese arpegio de guitarra antes de que suene tu canción. Chocolate caliente en invierno. No.

Tres tristres… Tres tristes tigres recitado del tirón. ¿Carne recién picada? Hierba recién cortada. Hierba recién arrancada durante una puesta de sol. Una apuesta de un millón de dólares, ganada. Granada. Tch.

Una rana saltando. Un oso hibernando. Un caracol coloreando. ¿Quién le ha dado lápices de colores al caracol? Y más importante todavía: ¿quién le ha dado manos? ¿Has sido tú, Dios?

Un… No sé. ¿Muchísimo dinero? ¿El olor a libro nuevo sobre tierra mojada? Mancharse de barro la frente con cada palabra. Porque claro, lees restregando la cara contra las páginas, ¿verdad? Idiota…

Setecientos mil cocodrilos sacamuelas en formación. Tacatacatacatacatacatacatactacatá. Brrum: un ruso en Londres pidiendo una escoba.

-¿De qué te ríes?

-De nada. Intento componer una canción.

-¿Una canción para mí?

-Claro.

-¿Una canción de amor?

-No. Puede. No. ¿Qué es “amor”, de todos modos?

Uhh, amor es Roma al revés, baby. Boca abajo, con gladiadores cayendo al espacio exterior. Y al llegar a Marte saludan y dicen adiós, directos a Plutón.

Y ahí estás tú. Orbitando a mil kilómetros del sol (comprobar distancias), viendo los cometas pasar, deseando una colisión. Y no porque quieras morir, no, nena, no quieres morir. Sólo quieres un impulso hasta mi corazón. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario