Aventura se escribe
con “av” de avioneta
¿Os he contado
alguna vez cómo conocí a vuestra madre? Jeje. Es broma. Como ya sabéis, era
puta. Y nos abandonó hace cinco años. Pues resulta que no era vuestra madre.
No, no me miréis así, yo estoy tan sorprendido o más que vosotros. Me acaban de
llamar del hospital. Al parecer hubo una confusión y nos entregaron los bebés
que no eran. Las tres veces. Por eso sois negros y vuestra “madre” y yo no. Yo
siempre creí que como Lola era meretriz y tal, erais hijos de algún cliente
suyo y que a mí me había engatusado con triquiñuelas para casarme con ella y
hacerme cargo de lo que a todas luces eran unos hijos bastardos. Y va y resulta
que no, que vuestros padres son de Senegal. Así como pasa esto, pasa otra cosa.
Hay tres posibles hijos míos pululando por ahí. No soy un iluso, sé que hay
muchas probabilidades de que tampoco sean míos. Pero seguramente sí, porque una
vez fui a donar esperma y al acabar en la habitación estábamos yo, el bote y un
montón de botecitos recién nacidos. Así de potente es vuestro padre, chavales.
Padre entre comillas, “padre”, porque si hacéis memoria recordaréis que no sois
mis hijos legítimos, por lo de la llamada esa que me acaban de hacer. Y eso es
un poco todo el asunto. Voy a iniciar una búsqueda hoy mismo para encontrar a
mis verdaderos hijos y quererlos en sustitución de vosotros. Puede que me lleve
años y que acabe sin dinero, pero da igual. Necesito conocer a mis verdaderos
descendientes. A vosotros os tenía cariño, pero desde hace un rato como que no
me importáis una mierda. Ya tengo la maleta preparada, así que me largo. Tenéis
unos tupers en la nevera. Cuando se os acaben, bajáis las persianas, apagáis
las luces y os piráis a la puta calle. Dejad las llaves donde siempre, que
seguramente tenga que volver por aquí y paso de ir con ellas a cuestas, que no
quiero perderlas. Y a llorar a Senegal.
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