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viernes, 6 de enero de 2017

Queridos reyes magos

Queridos reyes magos:
Un año más llega la navidad, y un año más os escribo, y por primera vez lo hago yo solito. Imagino que esto os sorprenderá, ya que durante años habéis recibido unas cartas firmadas por un niño de tres o cuatro años y escritas con letra temblorosa. Era mi madre quien las escribía haciéndose pasar por mí. Reescribía lo que yo le dictaba, me temo, y muchos de los juguetes que pedía nunca llegaban. O eso pienso yo, aunque me dice mi madre, que está supervisando lo que ahora escribo, que no era así, que debe ser un problema vuestro y no suyo.
Sobra decir que me he portado genial. Es cierto. Sólo tenéis que preguntarle a cualquier persona. Excepto a mis hermanos. No les hagáis caso a ellos. Tienen envidia de lo bien que me he portado, ayudando a viejitos a cruzar la calle y todas esas cosas que se supone que tenemos que hacer los niños para recibir muchísimos regalos o ir al cielo o algo así. Además, ellos no creen en vosotros, así que vosotros tampoco deberíais creerlos a ellos cuando mencionen algo de un incendio y quién sabe qué otras mentiras para hacerme quedar mal, ¿vale?
¿Cómo hacéis para repartir cientos de miles de millones de juguetes en miles de millones de casas en tan sólo una noche y yendo en camellos, por cierto? Alguien me dijo (mi madre) que son camellos de competición y que tenéis que ir a todísima velocidad y que por eso muchos de los juguetes que pedimos todos los niños no nos llegan, porque se os caen por el camino. Jolines. ¿Atarlos no podéis? Sería una buena solución, aunque claro, perderíais mucho tiempo desatándolos y a lo mejor no os daría tiempo a visitar todas las casas.
De todos modos quiero que sepáis que creo que hacéis un trabajo magnífico y que como dije antes, si hay regalos que hasta ahora no me han llegado habrá sido culpa de mi madre y no vuestra. Es algo que quería dejar claro antes de pasar a lo importante de esta carta: la lista de cosas que deseo, por estricto orden de importancia.
Comida para todos los niños hambrientos del mundo.
Espadas láseres o cómo se diga (mi madre tampoco sabe).
Reinos en paz a lo largo de todo este planeta y de todos los planetas de la galaxia, si puede ser.
Ideas geniales para dibujar y así siempre saber qué hacer cuando cojo los lápices de colores y los folios en blanco.
Lámparas de esas con caritas sonrientes para que mi habitación siempre esté iluminada, y un vaso de agua siempre lleno en mi mesilla de noche para no tener que ir a la cocina en mitad de la noche si me entra sed.  
Lacasitos. A montones.
Sándwiches sin corteza para mí y cortezas de sándwiches para mi madre, y nada más.

p.d. espero que tengáis el tiempo suficiente para leer mi carta con atención y que bajo ningún concepto os veáis obligados a hacer una lectura por encima y sólo leáis, no sé, las mayúsculas. 

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