Cuba (Parte II)

Nos vimos por primera vez en el aeropuerto de Vigo. Era el lugar ideal para una reunión secreta de ese tipo, a salvo de miradas indiscretas. Cuando llegué, la gran mayoría estaba ya sentada en los bancos que nos habían indicado. Saludé efusivamente a esas personas a las que veía por primera vez. De haber alguien pululando por la terminal a esas horas de la mañana pensaría que éramos un grupo de estudiantes a punto de emprender un viaje. En eso consistía el plan. Actuaríamos como jóvenes despreocupados. ¿Qué, chicos, viaje de fin de carrera? Nos preguntarían las azafatas. Paso de ecuador, diríamos. Todo estaba perfectamente pensado. El minúsculo porcentaje femenino de nuestra expedición hizo que fuéramos estudiantes de Ingeniería de Caminos. Estudiamos en Coruña. Eso hizo que tuviera que aprender un poco las costumbres y cosas por el estilo de esa ciudad que no había pisado en mi vida. Nos subimos al avión y gracias a una serie de ecuaciones o cosas así llegamos a Madrid. Allí nos esperaba nuestro contacto en la capital. Viajaría también con nosotros a pesar de que por su aspecto físico desentonaba ligeramente con el grupo. Pero era clave para la misión. Así que una vez reunidos éramos 17 estudiantes a punto de emprender el viaje de nuestras vidas. Lo que nadie sabía excepto nosotros era que realmente pertenecíamos a las SS.