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sábado, 11 de enero de 2014

Chico conoce a chica

-Si pudieras elegir, serías un gato. 
Ella le miró extrañada. Llevaba cinco minutos en esa fiesta y acababa de entrar en la cocina para servirse una bebida. Él había entrado poco después.  
-¿Cómo dices?
-Que si pudieras elegir, serías un gato. 
-¿Nos conocemos?
-Vale. 
Ella no pudo evitar que se le escapara una carcajada. Él sonrío mientras bebía de su vaso. 
            -No, no nos habíamos visto antes, creo -añadió él. 
-Pero aún así sabes que sería un gato. 
-Si pudieras elegir, sí. 
-¿Si pudiera elegir entre qué?
-Entre ser un gato y una gaviota. 
Ella cada vez estaba más confundida. Y más divertida. 
-¿Por qué entre esos dos?
-No sé -dijo pensativo-. Quizá por una película que vi. 
-¡Ya sé cuál dices! -exclamó entusiasmada ella. Ahora era él el sorprendido-. ¿Cómo se llamaba? "La gaviota y el gato", o algo así. 
-"Historia de una gaviota (y del gato que le enseñó a volar)". 
-¡Eso! ¿De qué iba?
-De una gaviota. Y del gato que le enseñó a volar -dijo encogiéndose de hombros-. No la recuerdo muy bien. Sólo sé que desde que la vi llevo con esa pregunta en la cabeza. ¿Gato o gaviota? -dijo volviendo a mirarla. 
-Sí, sería un gato. Una gata, bueno. ¿Tú?
-Un castor. 
Ella volvió a reír. 
-¿Cómo que un castor? ¿No era o un gato o una gaviota?
-No. Es decir, sí. Pero como es una pregunta que me he inventado yo puedo responderla como quiera, ¿no?
-¿Me estás diciendo que nadie antes se había hecho esa pregunta?
-Por lo que yo sé, no. Por lo tanto es MÍ pregunta. Así que entre un gato y una gaviota, sin duda sería un castor. 
-¿Por qué? 
-Por su suave pelaje, sus fuertes dientes, sus conocimientos ingenieriles, su pico...
-Los castores no tienen pico. 
-...sus grandes alas, sus escamas de un verde brillante, su aliento de fuego...
-Eso son dragones. 
-... sus poderosas ruedas traseras, su forma aerodinámica, su motor V8 de 2.4 litros...
Ella se limitó a beber mientras él seguía con la pormenorizada descripción de los castores. 
-... y su delicioso sabor ahumado. ¿Y tú por qué serías una gata? 
-Porque se pasan el día durmiendo. 
-¿Te gusta mucho dormir?
-No. 
-¿Entonces?
-Para variar. 
- Entiendo. ¿Quieres ser mi novia?
-Vale. ¿Tú quieres ser mi novio?
-¡Dios, no! Las chicas sois tontas. 

Y se marchó, dejando a la pequeña Daisy, de 8 años, llorando desconsolada en la cocina. 

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