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Violators will be prosecuted. Enjoy!

martes, 14 de enero de 2014

El origen del detective Sin Manos: ¿Qué fue lo que le llevó a hacerse detective? ¿Sería su gusto por las gabardinas beige y los cigarrillos?

Tenía cinco años cuando ocurrió. 

Era sábado. Al menos lo parecía. Su madre estaba preparando la cena. Su padre leía el periódico en el salón. Él correteaba de un lado a otro. Era un niño muy correteador. Y muy perspicaz. Sabía distinguir los colores de los sabores, por ejemplo. No todo el mundo puede. Él sí. De todos modos, de poco le sirvió ese día tan asombrosa habilidad. Sí, supo nada más verla que la sangre era roja y no picante. Qué más daba... 

La radio estaba apagada, al igual que la tele. ¿Qué habría pasado de no haber sido así? ¿Seguirían vivos sus padres? Lo dudaba. 

El teléfono estaba desconectado. Las llamadas de alerta quedaron desatendidas. Cuando el Tío Al llegó a la casa ya era demasiado tarde. Se encontró la puerta abierta de par en par. Y silencio. 

El pequeño Sin Manos estaba tumbado en el suelo, abrazando el cuerpo sin vida de su madre. Su padre los miraba sin verlos desde su sillón preferido, hasta que Al, temblando, le cerró los ojos. 

No hubo ningún detenido. No lo hubo cuando el pequeño Sin Manos cumplió diez años. Tampoco a los quince. Entró en la policía y el asesino de sus padres, de él en cierto modo, seguía sin aparecer. 

-¿Antes fuiste policía? -le había preguntado la chica una vez se hubo sentado en la única silla de su apartamento. 
-Sí. 
-¿Por qué lo dejaste? 
-Me echaron. 
-¿Por qué? 
-Atrapé a un malo. 
-¿Por detener a alguien te echaron? 

Se encogió de hombros. Sonrío. 

-Más o menos. Bueno, ¿qué te trae por aquí? ¿Para qué quieres mis servicios? 

Ella tomó aire. 

-Voy a cometer un asesinato -dijo. -Y tú me vas a ayudar. 

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