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sábado, 17 de noviembre de 2012

Humano. Capítulo 17


Titanic: la película basada en el barco

Reconocí a lo lejos la silueta de un edificio. ¡Ya sabía dónde estaba! La ciudad del viento: Roma. La torre Eiffel inconfundible al fondo, dando vueltas sin parar. Crucé el río por un puente desierto, cubierto de sacos de arena. “Thames”. Mi corazón me decía que me estaba acercando.


…and that’s all. So we are on this plane heading to Glasgow.”
La chica se llamaba If, según entendí. Era más joven que yo. Tendría aproximadamente la edad de una chica de 30 años. Y nos dirigíamos a Glasgow, a recoger una herencia. Al parecer su abuelo había muerto hace poco y era muy rico. Vivía en un pequeño castillo escocés y me imagino que llevaba falda, aunque eso no me lo especificó If. Como “yo” era abogado me había pedido que la acompañara para ayudarla con el papeleo legal que hay en estos casos de muertes de millonarios. Yo esperaba que no hubiera ningún lío, porque la abogacía la llevo muy mal. Nunca he ejercido. Es más, nunca he estudiado nada relacionado con el derecho. Por supuesto, fui a la universidad, como sabéis. Lo que allí estudié nadie lo sabe. Mis profesores sí. Y mis compañeros. Y yo. Pero nadie más. Las clases eran tan secretas que muchas veces ni los profesores acudían a darlas. Pero se impartían igual. Es lo que tiene la Facultad de *****.
Llegamos a Glasgow en el mismo avión en el que estábamos. Hubo gente que aplaudió el aterrizaje. Yo no. Yo soy muy exigente con mis aplausos. No los doy así de cualquier manera. He aplaudido tres veces en toda mi vida. La primera, cuando derrote a la estúpida nieve. La segunda fue cuando apareció el porno en Internet. La tercera cuando acabé la carrera de *****.
En el aeropuerto nos esperaba Alfred, el mayordomo de la familia. Un mayordomo humano, que risas. Nos subimos al coche. En el largo trayecto hacia el norte If durmió y yo miré melancólicamente por la ventanilla, porque estaba lloviendo y si alguien estaba grabándome y poniendo música triste de fondo le iba a quedar un video cojonudo.
Mi cara de videoclip se transformó en algo así :O cuando el chófer y mayordomo nos avisó de que habíamos llegado a nuestro destino. No quiero tirar de tópicos, pero si me quiero ceñir a la realidad he de hacerlo. El castillo, de una piedra grisácea característica, estaba situado en el típico paisaje escocés de suaves colinas repletas de ovejas. Había, por supuesto, un lago, donde me pareció vislumbrar una misteriosa criatura. Un grupo de hombres con falda lanzaban troncos de árboles a varios metros de distancia por diversión. Unos gaiteros nos daban la bienvenida a nosotros y al resto de la familia que acudía a por su parte del pastel. Había dos hombres pelirrojos destilando whiskey, así como unos ancianos bebiéndolo. Tres guerreros con la cara pintada de azul jugaban al rugby. Y estoy prácticamente seguro que dos de los camareros eran David Coulthard y Andy Murray. Un perro ovejero se acercó moviendo el rabo a saludar a If. Según pude saber, se llamaba Sean Connery.
Nos hicieron pasar al interior del castillo. No me fije bien así que no lo voy a describir por dentro. Sé que de pronto estábamos cenando en un gran comedor. If charlaba animadamente con parientes a los que hacía tiempo que no veía. Eran siete los familiares del difunto cadáver fallecido, a los que debíamos ser sumados los acompañantes extrafamiliares. En total, doce personajes reunidos bajo un mismo techo esperando volver a casa un poco más ricos. La noche no había hecho más que empezar. ¿Quién sabe las sorpresas que nos puede deparar? Yo. Porque ya lo viví. Pero lo que pasó una vez nos levantamos de la mesa y fuimos al salón os lo cuento en otra ocasión, porque se merece un capítulo aparte.

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