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martes, 30 de octubre de 2012

Humano. Capítulo 8.


Listen baby, ain’t no mountain high

Como os decía, Canadá está lleno de árboles. Lleno a rebosar. Y de animalitos. Cuando descubrí que los animales que mataba estaban llenos de carne, dejé de comer corteza. Yo no lo llamaría genocidio, pero muchos renos murieron hasta ese descubrimiento. A partir de entonces, con cazar uno tenía suficiente comida para bastante tiempo. El día que aprendí a cocinar la carne en vez de comerla cruda ya fue la leche. Menudo manjar. Jugosa por dentro, chamuscada por fuera.
Dormía siempre en la misma cabaña. Me costó tres días hacerla. Era una pasada. Planta única, techo, paredes, plegable. No conseguía trasladarla más de unos metros cada día. Lo que había ganado en calidad de sueño lo había perdido en velocidad de avance. Así que tomé una decisión. Cogí un palo y me tiré a hacer kilómetros y más kilómetros. Estuve caminando, si no recuerdo mal, mucho. Los primeros cinco días no paré ni una sola vez. Ni para dormir, ni para comer ni para hacer mis necesidades. Los días cada vez eran más largos. El frío invierno se retiraba a su cada vez más pequeño escondrijo en el norte. Las plantas, y no es que me crea una especie de deidad, florecían a mi paso. Oía crecer a los árboles. Me gustaba imaginármelos como un grandullón estirándose por la mañana, dándole la bienvenida a un nuevo día, a una nueva estación. Iba dejando atrás senderos que nunca volvería a disfrutar. Paisajes que jamás volvería a ver. Pero eso es lo bonito de viajar. Tú y la naturaleza, en perfecta sintonía. Tus pies por un lado, tus pensamientos por otro. Tus pasos marcan el ritmo. La melodía viene sola. “Forjarán mi destino, las piedras del camino”. Escalando las más escarpadas paredes. “But I would walk 500 miles, and I would walk 500 more, just to be the man who walk 1000 miles”. Recorriendo las interminables llanuras. “There ain’t no mountain high enough, ain’t no valley low enough, ain’t no river wide enough”. Hasta que lo encuentro. Encuentro ese río suficientemente ancho, que no sólo no me frena, sino que es lo que estaba buscando desde que salí de Groenlandia. Ahora podrá comenzar la primera parte de mi plan.

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